La High Line es un proyecto de espacio público a 10 metros del suelo, que recorre en toda su extensión una antigua vía de ferrocarriles abandonada que data de 1930. Este proyecto incluye la consolidación de áreas verdes, recuperación de edificios, conexión a la red de metro y a las principales vías de transporte de la ciudad.
El grupo de arquitectos Diller Scodfidio + de Renfro ha sido elegido para convertir ésta infraestructura en el eje de desarrollo de los distritos de Chelsea y Meatpacking Point a orillas del Hudson en Manhattan.
Este sector está sufriendo una renovación que sin duda se ve influenciada y potenciada por el proyecto. El tejido industrial está actualmente en transformación, transformando las antiguas naves industriales en edificios de oficinas y viviendas. Son muchas las firmas de moda que se han trasladado a éste sector, así como numerosas galerías de arte que comienzan a aportar a éste sector newyorkino cierto aire similar al del vecino Soho.
The High Line es un viaducto elevado de ferrocarriles de mercancías construida en los años 30 al oeste del centro de Manhattan en Nueva York. El viaducto, fue su insertado directamente en la trama urbana, atravesado edificios y circulando sobre el nivel de la calle: perfilándose como el medio de transporte por excelencia del desarrollo industrial del oeste de Manhattan.
En los años 60, por problemas económicos el tren del la High Line cerró por completo y en los años 80 el viaducto ya se encontraba prácticamente abandonado. En los años 90 es vendido al metro de la ciudad aunque acaba cayendo de nuevo en desuso.
El respeto y conservación de éste emblema industrial (gran referente para la historia y sociedad de éste área de la ciudad) han marcado las pautas de la intervención: con ella no solo se ha conseguido salvaguardar ésta singular infraestructura, sino que ha servido además para conservar otros grandes ejemplos de arquitectura industrial próximos a su recorrido. Un gran ejemplo de cómo la conservación del patrimonio puede ser el motor de regeneración de todo un tejido urbano.
Juan Marcos Rodríguez Díaz
El grupo de arquitectos Diller Scodfidio + de Renfro ha sido elegido para convertir ésta infraestructura en el eje de desarrollo de los distritos de Chelsea y Meatpacking Point a orillas del Hudson en Manhattan.
Este sector está sufriendo una renovación que sin duda se ve influenciada y potenciada por el proyecto. El tejido industrial está actualmente en transformación, transformando las antiguas naves industriales en edificios de oficinas y viviendas. Son muchas las firmas de moda que se han trasladado a éste sector, así como numerosas galerías de arte que comienzan a aportar a éste sector newyorkino cierto aire similar al del vecino Soho.
The High Line es un viaducto elevado de ferrocarriles de mercancías construida en los años 30 al oeste del centro de Manhattan en Nueva York. El viaducto, fue su insertado directamente en la trama urbana, atravesado edificios y circulando sobre el nivel de la calle: perfilándose como el medio de transporte por excelencia del desarrollo industrial del oeste de Manhattan.
En los años 60, por problemas económicos el tren del la High Line cerró por completo y en los años 80 el viaducto ya se encontraba prácticamente abandonado. En los años 90 es vendido al metro de la ciudad aunque acaba cayendo de nuevo en desuso.
El respeto y conservación de éste emblema industrial (gran referente para la historia y sociedad de éste área de la ciudad) han marcado las pautas de la intervención: con ella no solo se ha conseguido salvaguardar ésta singular infraestructura, sino que ha servido además para conservar otros grandes ejemplos de arquitectura industrial próximos a su recorrido. Un gran ejemplo de cómo la conservación del patrimonio puede ser el motor de regeneración de todo un tejido urbano.
Juan Marcos Rodríguez Díaz
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